Muere el expresidente argentino Carlos Menem

BUENOS AIRES.- El expresidente argentino Carlos Menem, un peronista carismático y amante del poder que estuvo salpicado por varios escándalos tanto en su vida pública como privada, falleció el domingo. Tenía 90 años.

El mandatario Alberto Fernández dijo en su cuenta de Twitter que “con profundo pesar” se enteró de la muerte de Menem, un estrecho aliado de Estados Unidos que gobernó la nación sudamericana entre 1989 y 1999.

“Siempre elegido en democracia, fue gobernador de La Rioja, Presidente de la Nación y Senador Nacional. En dictadura fue perseguido y encarcelado”, destacó Fernández, quien decretó a partir de la fecha tres días de duelo nacional por el deceso del exgobernante peronista.

Menem había sido internado desde mediados de diciembre por una infección urinaria en el sanatorio Los Arcos, en Buenos Aires, donde falleció.

Mi papá se fue, luchándola, hasta el último momento, como lo hizo siempre, toda su vida”, afirmó su hija Zulemita Menem a la salida de la clínica horas después de conocerse el fallecimiento de su padre. Dijo que el velorio será el domingo en el Senado y a puertas abiertas, y que será enterrado junto a la tumba de su hijo Carlos Facundo —fallecido en un accidente de helicóptero en 1995— en el cementerio islámico en la provincia de Buenos Aires.

Durante sus diez años de gobierno, Menem implementó un plan económico basado en las recetas neoliberales de Washington. Pero en sus dos mandatos también estallaron varios escándalos de corrupción.

El expresidente se había propuesto insertar a Argentina en el primer mundo aunque según analistas fracasó en su objetivo puesto que al dejar el poder ya había comenzado un fuerte declive económico y social que dos años después terminó causando la renuncia de su sucesor, Fernando de la Rúa, a fines de 2001.

Menem nació el 2 de julio de 1930 en el pueblo de Anillaco, en la provincia norteña de La Rioja, en el seno de una familia de inmigrantes sirios musulmanes pero en su juventud se convirtió al catolicismo.

Se recibió de abogado en la Universidad de Córdoba y poco después se incorporó al peronismo, entonces proscrito por los militares que habían derrocado en 1955 al presidente y fundador de esa fuerza, Juan Domingo Perón.

Más que un partido, el peronismo es un movimiento político que surgió a mediados de la década de 1940 con la justicia social como uno de sus principios y el sindicalismo como columna vertebral. A lo largo de la historia han convivido en su interior dirigentes con ideologías conservadoras y de centroizquierda.

El propio Menem osciló con suma habilidad desde posturas populistas y nacionalistas a otra neoliberal no bien llegó al gobierno en 1989.

Menem fue elegido por primera vez gobernador de su provincia en 1973. El golpe militar de 1976 motivó su detención en varios lugares, el último de ellos en Las Lomitas, en la provincia norteña de Formosa, donde estuvo bajo arresto domiciliario. En 1981 quedó en libertad y tras la llegada de la democracia en 1983 fue elegido nuevamente gobernador de La Rioja.

En 1988 y mediante un discurso populista obtuvo la candidatura presidencial del Frente Justicialista Popular, una coalición del Partido Justicialista (peronista) con otras fuerzas políticas. En las elecciones de mayo de 1989 fue elegido presidente con el 47% de los votos.

Tras asumir el mandato en julio de ese año, tras la salida anticipada del poder de su antecesor Raúl Alfonsín debido a la crisis económica, se alineó con Estados Unidos, política que tiempo después su canciller Guido Di Tella definió como de “relaciones carnales”.

Menem abrió una etapa de reformas neoliberales que incluyeron la desregulación de la economía y la privatización de empresas, especialmente de servicios públicos, lo que conllevó denuncias de irregularidades y corrupción.

Tras un período de estancamiento económico e hiperinflación, nombró como ministro de Economía a Domingo Cavallo, quien en 1991 puso en marcha una política monetaria basada en la paridad entre el peso y el dólar conocida como “convertibilidad” que atajó la escalada de los precios, estabilizó la economía y atrajo inversiones.

La contracara fue la desindustrialización y el crecimiento de la deuda externa.

No sé si voy a sacar el país del problema económico, pero seguro que voy a hacer un país más divertido”, dijo Menem en una ocasión. El exmandatario, al que le gustaba codearse con los famosos, recibió a los Rolling Stones y a Madonna en la casa de gobierno. También le gustaban los lujos y la buena vida. Durante su presidencia recibió de manos de un empresario una Ferrari roja que mostró exultante mientras aseguraba ante las cámaras “es mía, mía y mía… ¿Por qué voy a donarla?”.

Amplió de cinco a nueve el número de miembros de la Corte Suprema, en la que según los detractores del expresidente había una “mayoría automática” afín al gobierno, y restableció las relaciones diplomáticas con el Reino Unido congeladas desde la guerra por la soberanía de las islas Malvinas que Argentina perdió en 1982.

En lo que fue considerada una traición por organismos de derechos humanos, Menem dispuso en 1989 y 1990 el indulto de los exjerarcas de la última dictadura militar (1976-1983) que habían sido condenados a prisión perpetua en 1985. La misma medida tomó con miembros de organizaciones guerrilleras que estaban prófugos, detenidos o condenados. Los perdones fueron rechazados por amplios sectores políticos, incluido el peronismo, y por un gran porcentaje de argentinos. Su decisión, explicó entonces, buscaba alcanzar la reconciliación nacional.

Durante su mandato Argentina fue víctima de dos cruentos atentados terroristas contra blancos judíos: la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994. Ambos causaron más de un centenar de muertos y hasta ahora ninguno ha sido esclarecido.

Menem impulsó en 1994 una controvertida reforma de la constitución que lo habilitó para buscar la reelección un año después. La estabilidad económica y monetaria, pese a que el desempleo había subido a más de 18%, le aseguraron el triunfo.

Cuatro años después de dejar el poder, Menem buscó otra vez la presidencia. En las elecciones generales de 2003 fue el más votado con 24% en primera vuelta, pero decidió no presentarse al balotaje frente a Néstor Kirchner, un peronista de izquierda, ya que las encuestas le pronosticaban una contundente derrota. Menen enfrentó varios procesos en la justicia.

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