WASHINGTON.- Primero fue con el ucraniano Volodimir Zelensky, y ahora el presidente Donald Trump volvió a tener otro ríspido encuentro en la Casa Blanca con el recién electo primer ministro de Canadá, Mark Carney.
Aunque el canadiense sorteó la difícil aduana de la Casa Blanca, no logró salvarse de las duras críticas de Trump.
El mandatario estadounidense recibió con relativa calidez a Carney, calificándolo como una “muy buena persona”; sin embargo, defendió la implementación de aranceles contra buena parte de las importaciones canadienses que llegan a Estados Unidos.
Esta es una conversación muy amistosa. Pero queremos fabricar nuestros propios autos. En realidad, no queremos autos de Canadá. Impusimos aranceles a los autos canadienses y, llegado a cierto punto, no tendrá sentido económico que Canadá los fabrique”, manifestó Trump en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Realmente, nosotros no queremos el acero canadiense, ni el aluminio canadiense ni otras cosas, porque queremos poder fabricarlo nosotros mismos”, añadió Trump con Carney a un lado.
A pregunta directa, Trump dijo que no busca abandonar el tratado de comercio con Canadá y México (T-MEC), sino más bien revisarlo en julio de 2026.
El primer ministro canadiense aprovechó el encuentro para rechazar las ambiciones de Trump, de meses recientes, de anexar Canadá a EU.
Como usted sabe bien, por el sector de bienes raíces, hay lugares que nunca están a la venta. Estamos en uno ahora mismo (Casa Blanca). El Palacio de Buckingham, que usted visitó es otro. Y tras reunirme en los últimos meses con los dueños de Canadá en la campaña, (el país) no está en venta. Nunca estará a la venta”, dijo Carney.
Yo digo: nunca digas nunca”, reviró Trump, “he tenido muchas cosas que no eran factibles y terminaron siendo factibles”.